Bajamos del taxi y entramos en el aeropuerto.
Nos dirigimos a un mostrador para facturar las maletas. Las colocamos en la cinta y:
- Se pasa del peso, a partir de ahora tiene que pagar por cada peso que se pase 20 euros. - nos dijo la chica del mostrador, no estábamos dispuestos a pagar más.
- Mierda, yo necesito mi ropa. - refunfuñé.
- Te he dicho que no pusieras tanta, pero como haces lo que te da la gana. - me contestó mi hermano de mala leche.
- Cállate, siempre estás igual.
- Puff... Venga ponte más ropa por encima. - me dijo Ricard.
- Pero de que vas, no voy a ir con mil capas de ropa, déjame meter algo en tu maleta.
Mi hermano me miró mal, pero al final acepto y empezó a abrir la maleta. Yo saqué algunos suéteres y pantalones y mientras Nat se descojonaba de nosotros. La gente que pasaba se quedaba mirándonos porque estábamos montando un escándalo. Yo estaba pasando mucha vergüenza. Al final metimos algunas cosas en la maleta de mi hermano y en mi bolso. Nati se había quedado con una sudadera negra con unas frases grises. Esa sudadera le encantaba y como decirle que no a su cara de niña buena. Cuando vimos que la maleta ya pesaba lo que tocaba la dejamos y cogimos el equipaje de mano para ir a un banco para despedirnos como tocaba.
- Bueno chicas, os dejo aquí. Dentro de 10 minutos vengo a por ti, Ali, y vamos a las aduanas. - me dijo mi hermano.
- ¿10 minutos solo? - dije un poco desesperada.
- Sí, bueno Nat. Disfruta mucho y no te desanimes que en verano nos veremos. - Mi hermano y Nat se dieron dos besos y a mi me estaba entrando muchísima pena, ya no sabía si de verdad quería irme, pero ya era tarde. - Adiós Nati, te quiero.
- Adiós Ricard, muchísimas gracias. Nos vemos dentro de nada, pasároslo genial en Londres. Seguro que os va genial, os lo merecéis, te echaré de menos, te quiero.
Nati y mi hermano se miraron y a mi me empezaron a caer lágrimas. A ellos también.
- Bueno luego nos vemos.
- Hasta luego.- dijimos las dos a la vez.
- Nati- le dije.
- Entonces ¿Esto es una despedida, no?- me preguntó.
- Sí, supongo. - empezamos a llorar muchísimo.- pero no es un adiós ni mucho menos, eh. Esperaré todo lo que queda de tiempo para que llegue el verano para poder verte.- Le dije como pude tragándome mi lágrimas.
- Yo también, te quiero Ali. - nos quedamos mirándonos y finalmente nos dimos un abrazo, de esos que en momentos difíciles animan. Aunque en este momento poco podía animarnos.
- Yo también Nati. - Hubo un pequeño silencio hasta que Nat lo interrumpió.
- No me lo puedo creer. - me dijo Nati.
- ¿El que Nat?
- Que vas a respirar el mismo aire que mis 5 ídolos, en el mismo país que ellos. Flipa.
- ¿Solo te importa eso, puta? - Empecé a reírme y ella al final también.
- ¿Ya os habéis despedido lo suficiente? - dijo mi hermano interrumpiendo.
Nat y yo nos miramos, había llegado el momento de separarnos. Le di un fuerte abrazo y ella me dijo al oído:
- Prométeme que me llamarás todos los días y me informarás de todo lo que te pase.
- Sí tonta, te quiero y recuerda que esto no es un adiós para siempre ¡Eh! - le di un beso. Mi hermano me cogió del brazo y me arrastró porque íbamos a perder el vuelo.
- ¡TE QUIERO ENANAAAA! - le grité.
Todo el mundo se quedó mirando nuestro numerito pero nos daba exactamente igual. Natalia empezó a llorar y me dijo:
- ¡YO MÁS JODER!
Empezamos las dos a llorar como crías. Llegamos a las aduanas y me giré y vi a lo lejos a Nat quieta como un palo con mi sudadera en la mano y llorando desconsoladamente, me mataba verla así pero ya no podía ir a abrazarla. La miré por última vez y empecé a bajar las escaleras.
"ÚLTIMO AVISO A LOS PASAJEROS DEL VUELO 58FJ457-K CON DESTINO A LONDRES, EMBARQUEN POR LA PUERTA 13"
Era nuestro vuelo, subimos al avión y no sentamos en nuestros asientos. Me puse la música y justo me salió una grabación que hice con Nat hace bastante tiempo, empecé a llorar muchísimo y luego me dormí debido al cansancio.
Cuando me desperté vi a mi hermano despierto, pensando en lo suyo. Seguramente pensaba en Blanca. Le di un beso y él me sonrió. Yo le correspondí, aunque ninguno de los dos estábamos para sonreír.
(Narra Nat)
Ya se ha ido, ahora estoy sola totalmente. Tenía miedo sentía que las cosas me volverían a ir mal, en clase y fuera. Me volverían a hacer bullying y no se que haría. Me daba miedo que podía hacer cuando estaba tan jodida ¿y si volvía a cortarme?. No podía. Seguía llorando, me dolía la cabeza y estaba mareandome. No quería volver a casa, encima estaba Chris. Lo suyo me jodía más aún. Pasó una hora y media y yo seguía en el suelo del aeropuerto con las lágrimas en los ojos sin saber que hacer. Ali estaría al llegar a Londres. Era super afortunada, ojalá yo también pudiera empezar una nueva vida. Llamé a mi madre y vino a recogerme, me vio llorando y muy triste pero decidió no preguntar y dejó que el silencio reinará en el coche. Llegué a mi casa y dije que no cenaría, básicamente no podía, tenía un nudo en el pecho que me estaba matando. Me dí una ducha y me fui a la cama para intentar dormir.
- Mientras en el salón de mi casa -
- Cariño, hoy he llegado a casa y Natalia se estaba cortando. - mi madre le contó toda la historia a mi padre y a mi hermano mayor, Joan que se unió a la conversación, sin que yo me enterará.
- Mamá, Nati necesita ayuda, no se si os habéis dado cuenta pero está mucho más flaca que antes. ¿No os habéis dado cuenta?. - dijo mi hermano.
- Sí, hijo pero si no quiere comer ¿que hacemos, eh? - dijo mi madre.
- Mamá, obligarla, necesita ayuda y más vale que actuéis ya si no queréis luego arrepentiros. - dijo Joan subiendo las escaleras para irse a su cuarto.
- Natalia necesita ir al psicólogo, cariño. - dijo mi padre.
- Pero ella no quiere ir ni en broma ¿sabes? y menos querrá ir a un centro. - dijo mi madre.
- A un centro de momento no, hay que ver lo que le dice el psicólogo y ver si le sirve y luego ya se verá. - dijo mi padre.
- Pues mañana se va directa al psicólogo, voy a avisarle.
Estaba yo en la cama intentando no llorar, cuando llamó mi madre a la puerta.
- ¿Se puede? - me preguntó.
- Pasa, mamá. se sentó en un lado de mi cama - ¿Qué pasa?
- Natalia quieras o no mañana vas a ir al psicólogo, ya te he pedido cita, era para avisarte de que a las nueve y media estés lista. - me soltó así de repente mi madre.
- ¿¡ PERO QUÉ DICES!? YO NO PIENSO IR A ESE LUGAR, MAMÁ, QUE SEPAS QUE MAÑANA NO ME PIENSO LEVANTAR. YA SABES QUE NO VOY A IR, NO SE NI POR QUÉ PIDES CITA. - le grité.
- Vas a ir quieras o no y si no te quieres levantar te llevo en pijama, que por mi no hay problema. No voy a discutir más necesitas ayuda y lo sabes. Buenas noches. - dijo mi madre y salió por la puerta.
Lo que me faltaba irme al psicólogo.
(Narra Ali)
Mi hermano y yo bajamos del avión. Aquí empezaría mi nueva vida. La gente de Londres parecía estar estresada y alterada, supongo que era porque vivían en una ciudad que tenía un ritmo muy rápido, pero todos parecían agradables, me gustaba esa sensación. Pero antes de poder observar a toda esta gente y decir mi punto de vista de la ciudad, tuvimos que pasar por bastantes, muchísimos, controles. Cuando por fin acabamos, fuimos a por las maletas, rezaba por que no hubiera habido ningún problema y estuvieran todas en perfecto estado, y efectivamente ahí estaban mis cinco maletas rodando por la cinta. Ya teníamos todas las maletas, alcé la vista en busca de Angela y la encontré en una esquina con un chico. Me fui corriendo hacia ella.
- ¡ANGELAAAA! - grité nada más verla y solté las maletas y la abracé muy fuerte.
- ¡ALIII! Por fin te veo y no es a través de una pantalla. - me dijo sonriéndome me separé de ella y vi como mi hermano hablaba con ¿el suyo? un momento no me había dicho que tenía hermanos.
- ¿Ese es tu hermano? - le susurré a Angela.
- Sí. ¿Qué pasa?
- Joder, no me habías dicho que tenías un hermano que fuera tan tan sexy, viéndote a ti pensaba que sería feo. - Angela me miró y mal y noté la mirada de su hermano sobre mí, la verdad es que me sonrojé.
- Hola soy Wesley, pero llámame Wes. - me dijo su hermano y me dio dos besos. Creo que me he enamorado, si estuviera Nat conmigo en estos instantes ya le habría dicho mi frasecita de "Pasa el mocho..."
Me presenté y hablamos un rato, luego Angela habló:
- Bueno, vamos a la planta baja a buscar a mamá que está acabando de firmar el permiso de vuestra estancia.
Mientras bajábamos en el ascensor me di cuenta de Wes era muy antipático conmigo porque de la media hora que había pasado con él en el aeropuerto me ignoraba vamos que solo le hacía caso a mi hermano y si le hablaba me contestaba secamente como si le molestara y encima ahora no me ayuda ni con las maletas. Pero aun así me ponía mucho, era rubio de ojos verdes y encima llevaba una camiseta apretada donde se le notaban los abdominales. Se abrió la puerta y salimos.
- Esa es mi madre, Marie. - nos dijo Angela. Vi a una mujer alta y rubia, bastante atractiva para su edad. Me acuerdo que hace tiempo Angela me contó que su padre se fue de casa cuando ella tenía 7 años, dejando a su madre a su hermano y a ella. Por lo visto su padre le ponía los cuernos a Marie y también era un poco alcohólico y violento. Angela lo hecha a veces de menos pero sabe que es mejor que se haya marchado.
- Hola chicos, ¿Qué tal el vuelo?, soy Marie.- Se presentó - traer las maletas, Wes ayúdale a Ali al menos ¿no? - este suspiro y cogió de mala gana mi maleta, yo tan solo le miré mal.
- Hola, estamos muy bien pero un poco cansados.- le contesté a Marie.- no hace falta que me ayudes. - esto iba a Wes que tan solo me miro y siguió cogiendo mis maletas, pero seguramente lo hacía por la obligación de su madre.
- Un poco agotador. Ah! y muchísimas gracias por todo estamos encantados. - le dijo mi hermano sonriendo le.
Subimos al coche y durante el trayecto Marie nos hacia las típicas preguntas sobre el vuelo, España y que pensabamos de Londres y todo eso. La verdad es que no me aburrí, al principio estaba un poco cortada pero la madre de Angela era majísima.
Llegamos a mi futura casa, era enorme, por lo que Angela me había dicho tenían bastante dinero, me di cuenta de eso cuando vi donde vivía. Vivía en un duplex enorme en el centro de Londres, un sueño para cualquiera. Nada más entrar en su casa me quedé boquiabierta era preciosa. Me dijeron que dormiría con Angela, yo ya sabía como era su habitación, era enorme. Cuando hablé con Angela por Skype la vi y era bastante diferente a la mía. Mi habitación de España era bastante desordenada, nadie me obligaba a ordenarla y así se quedaba. Además estaba llena de fotos de modelos, ya que a mi y a Natalia no encantaba el mundo de la moda y todo ese rollo, de grupos tipo The Beatles y fotos de mi familia amigos... Era marrón, bastante apagada, tenía unas lucecitas para dar un poco de vida. Mi casa de España era muy pequeña en general. Tampoco eramos muy ricos, no podíamos permitirnos más pero era acogedora a nuestra manera. Mi habitación, era así:
La habitación de mi hermano era bastante más seca, era la habitación de invitados, y aunque era super amplia estaba bastante vacía. Le habían dejado una mesa y estanterías para que dejase sus cosas. Tenía todo lo de la universidad, él iba a venir a Londres para hacer un erasmus desde el principio y cuando yo le propuse la idea de venirse aquí, aunque solo fuera por un año.
Estaba en la habitación con Angela y le decidí preguntar:
- Oye, ¿en que lado de la cama duermes tú?
- Ahh! Yo no duermo aquí, yo duermo en la habitación de enfrente de esta.
- Entonces toda la habitación es para mi, guay.- le dije.
- Que zorra eres, encima que te dejo mi casa te alegras de no dormir con esta preciosidad. - me contestó Angela.
- Venga va, cuanto te lo tienes creído tú ¿no?
- Pero así me amas.- me dijo sonriendo.
- Claro... Bueno vete que me voy a instalar.
- La cena ya está, baja cuando puedas. - eran las ocho, no me acordaba que aquí cenaban tan pronto.
Bajamos a la planta de abajo donde estaba la cocina para cenar. No tenía nada de hambre, pro no podía quedar como una maleducada ya el primer día. La cocina era muy moderna, como toda la casa, estaba muy bien decorada. En una estantería había una tele de plasma y pusimos las noticias de fondo. Nos sentamos todos alrededor de la mesa, había los famosos "hot dogs" y una ensalada. La cocina era así:
Ni mi hermano ni yo comimos mucho. Los demás en cambio lo devoraron, claro para ellos esto era comer tarde.
- Bueno, ¿os gusta vuestro cuarto? - rompió el silencio Marie.
- Sí, muchas gracias de nuevo. - le dije amablemente.
- Claro, la habitación es enorme. - dijo mi hermano. Marie rió. - Gracias. Estaba muy rico todo.
- Pero si no habéis probado nada. ¡Venga! - Le dijo Marie a mi hermano, aun riendo. Y nos levantamos y llevamos todo al fregadero.
- Buenas noches a todos. -Dije yo antes de que todos marcháramos hacía las habitaciones.
- "Adious, hasta manana" - Intentó decirnos Marie en español. Todos volvimos a reír.
Cuando llegamos al piso de arriba, mi hermano se acercó a mi. Me dio un beso en la mejilla.
- Me gusta mucho está casa y esta gente. ¿Tu estás feliz enana? - Me dijo al oído.
- MUCHÍSIMO. - le dije yo chillando.
- Ali y Ricard, ¿queréis ir a la ducha antes de iros a la cama? Ricard, tú tienes un baño pequeñito en tu habitación , puedes usar ese si quieres.
- Ah, vale gracias.
- ¿Wes donde se ducha? A ver si me pilla desnuda. - pregunté a Angela preocupada. Pero lo acabaron oyendo todos y a Wes no le hizo gracia, no se qué coño le pasaba conmigo. ¿Le había hecho algo?
- Si tanto te molesta que esté, puedo compartir el baño con tu hermano. Y mi hermana y tú en el mismo.
- Vale, me parece bien. Mamá tiene su propio baño así que por ella no nos tenemos que preocupar. Si a vosotros dos os parece bien, todo arreglado. - Dijo Angela, era una chica con ideas claras. Me gustaba su carácter y su personalidad. Era fuerte, como yo. Y al tener el mismo carácter nos uníamos más.
- Perfecto. - dijimos mi hermano y yo.
- Pues hecho. - finalizó Wesley.
- Angela, yo me voy a mi cuarto y si me dejas me daré una ducha. Estoy agotada. - dije.
- Yo también Wes. - añadió mi hermano. - Buenas noches a todos.
- Adiós. - dijo Angela, su madre ya se había ido hace poco.
Llegué a mi cuarto, Angela me había dicho que podía decorarla como quisiera. La verdad es que era toda blanca, era un poco sosa y me desanimaba. Pero ya tendría tiempo para decorarla a mi manera. De momento empecé a vaciar las maletas y a colocar alguna cosa en la estantería y en el armario.
Saqué unos marcos con fotos. La primera era de mi familia, salía con mis padres y mi hermano hace unos años cuando fuimos a Venecia. la verdad, echaba de menos a mi padres no podía creerme que ya no vivía con ellos. En realidad no quería llegar tan lejos. Ahora estaba viviendo a no se cuantos kilómetros de ellos, con una amiga que había conocido por Skype con un hermano buenorro y su madre que vivía sola. Estaba loca, no se como pude dejar a mis padres. Empecé a llorar mientras recordaba los momentos que habíamos pasado juntos, la mayoría eran felices y disfrutamos mucho. Otros menos felices como cuando se iban durante semanas o incluso meses y nos quedábamos con niñeras porque eramos muy pequeños. La verdad, tenían bien merecido que nos hayamos ido. Muchos momentos importantes de mi vida los pasamos solos, mientras nuestros padres estaban por fuera, casi siempre en América o África. Lloré. Lloré mucho. Luego saqué otra foto, era de Natalaia y Valentín. Que coño hacía ese capullo en una foto tan bonita. Pero había formado parte de mi vida, y una parte que me ha dado mucho de que reír y alegrarme pero la forma en lo que todo acabó, mediante engaños, me hizo llorar más. De repente empezaron a llamar a la puerta. Me intenté secar las lágrimas.
- Pasa Angela.
- No soy Angela, Ali mi nombre es Wes. - Me dijo sarcástico. Aunque yo no estaba para reír. ¿Ahora era simpático? Bipolar.
- Ah, hola Wes. - le dije secamente.
- Antipática.
- ¿Antipática, perdón? - le mire cínicamente, me daban ganas de darle, será capullo.
- Sí, antipática. ¿Te pasa algo?
- Pero si eres tú el que está todo el rato super seco conmigo, ignorándome o pasando de mi.
- Perdón Ali esto es raro para mí.
- ¿Raro el qué?
- No sé como decirlo, da igual. ¿A ti que te pasa Ali? Estabas llorando. - que observador él...
- Déjalo Wes, es una tontería.
- ¿Enserio? Bueno, como hemos empezado con mal pie volveremos a empezar.- Wes se levanto de mi cama.
- Mi nombre es Wesley, Wesley Voje, ¿ y tu eres...? - Era un chico majísimo en realidad, me hizo reír mucho. Yo también me levanté de la cama.
- Yo soy Alicia, Alicia Pla. Encantada. - dije sonriéndole.
- ¿Quieres venir mañana a dar una vuelta? - me soltó de repente, mientras se me iba acercando.
(Narra Natalia)
Con todo este cabreo que llevaba conseguí dormirme pensando en Ali. Mañana la llamaría.
Oí el ruido de las persinas, fui a abrir los ojos pero casi me quedo ciega.
- Nat, las 8:30 arriba, que vas a llegar tarde. - me dijo mi madre.
- Ya te dije que no iría, no sé para que lo intentas.
- Te espero bajo, ya tienes el desayuno en la mesa. ¡Y levántate ya! - pegó un portazo y se fue. Al rato llegó mi padre.
- Nati, cariño, yo me voy a trabajar ya, venga levántate y no le hagas enfadar a tu madre.
- Para que ir si ya no quiero vivir, me gustaría quedarme en la cama todo el día. Además esa señora no me va a ayudar, no me entenderá, es una pérdida de tiempo.
- Esa señora es psicóloga por algo, además es amiga de tu madre y es de confianza. Su casa está cerca de aquí, no seas tan vaga y levántate.
- ¿Si me levanto, me llevarás a Londres? - le pregunté quitándome la almohada de la cara.
- Ya veremos, venga ves a la ducha. - no le creo sé que lo dice para que me levante, no tenía ganas de discutir ahora. Voy a ir a ese lugar y será la última vez que vaya. Me levanté, me duché y me puse esto:
Bajé a la cocina y cogí un papel con la dirección de la casa. No quise desayunar lo que generó una pelea con mi madre. Me fui finalmente a la parada de bus con una manzana que ni probé. Antes de subir al bus se la di a un pobre que había en la esquina, por lo menos ayudaría a alguien.
Llegué a una casa, que se suponía que era el psicólogo. Llamé y me atendió una chica, que debía ser su secretaria.
- Buenos días, mi nombre es Natalia. Vengo a ver a Laura, la psicóloga. - me daba asco decir eso, estaba yendo a un lugar para locos, ¿qué coño hacía con mi vida?
- Sí claro, ahora está atendiendo a un chico, ve a esperar a la sale de espera.
La sala de espera era así, todo muy moderno y eso:
Mientras esperaba estaba con el móvil para ver si Ali me daba señales de vida. De repente una puerta se abrió y salió un chico sonriente. Vi que se dirigía hacía mí, vaya por dios.
- Hola. - me dijo el chico. Entre en estado de shock. A ver si en realidad si que estaba loca. ¿Me estaba hablando a mi ese chico tan guapísimo?
- Hola. - dije tímidamente.
- Mi nombre es Lucas, ¿Y tú eres? - el chico era majísimo, me ponía un poco nerviosa hablar con él la verdad.
- Yo, yo soy Natalia. Bueno Nat... o Nati. - se lo dije todo muy rápido, creo que ni me entendió. Me sonrió y soltó una pequeña carcajada, me ponía y mucho. ¿Qué haría un chico así aquí?
- Me gusta.- me dijo.
- ¿Cómo que te gusta, el qué? - le contesté, aiii me gustaba hablar con él.
- Tu nombre, mi hermanastra se llama así.
- ¿Ah si? Bueno. - le contesté nerviosa.
- ¿Y qué haces aquí? Si me permites preguntar, claro. - Oii! encima era caballeroso, me iba a dar un infarto. Su pregunta me pilló desprevenida. No le iba a decir que estaba loca, que me cortaba y que no tenía muchos amigos por mi timidez y mi poca sociabilidad.
- Eh, bueno... Es que tengo varios problemas.
- Aja. - Me contestó interesado, esperando a que le siguiera contando. ¿Qué más le decía?
- Pues mi mejor amiga se ha ido a Londres a vivir, y bueno estoy totalmente sola ahora.
- ¿Sola? Una chica tan preciosa como tu. No me lo creo. - Ay dios ya empezaban sus ligoteos.
- Creetelo, soy muy tímida. Y cuando llevan toda una vida metiéndose contigo al final cansa.
- ¡Natalia, eres la siguiente! - interrumpió nuestra bonita conversación Laura, la psicóloga. Miré a Lucas y me dijo:
- Tranquila, entra que yo te espero aquí fuera. - mientras lo decía, sacaba su móvil del bolsillo.
Ahora si que estaba en estado de shock. Le sonreí y entré en la consulta.
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